El Euríbor hoy resiste mientras la Fed y el PIB de EE.UU. marcan el ritmo global

El valor del Euríbor hoy, 30 de julio de 2025, se sitúa en 2,116%, consolidando la tendencia de estabilidad vista en las últimas dos jornadas. Sin grandes titulares relativos a saltos de tipo, el índice referencia para millones de hipotecas en España mira de reojo, como el propio mercado, el mar de fondo de la economía de la eurozona. A escasas horas de la publicación de datos, surgen interrogantes: ¿seguridad o calma tensa? ¿Cómo influyen los nuevos datos del PIB, la inflación o la política monetaria internacional en el rumbo inmediato del Euríbor?

Los últimos datos del Euríbor y la confianza hipotecaria

En los últimos días, el Euríbor ha mostrado la siguiente evolución:

Pese al sobresalto de hace unos días, hay cierta calma del Euríbor oscilando entre 2,036% y 2,131%. Esta calma responde en buena parte a la actitud de “esperar y ver” adoptada por el Banco Central Europeo (BCE), que busca navegar entre un crecimiento tibio y las presiones externas que azotan la economía continental. Para las familias hipotecadas, la estabilidad presente es una buena noticia, aunque cualquier repunte sostenido de la inflación o giro inesperado del PIB europeo podría alterar pronto el panorama.

IPC español: dato relevante, pero protagonista secundario

El dato del IPC anual en España ha sorprendido con un 2,7%, por encima del 2,3% registrado el mes anterior y superior también a la previsión de los analistas (2,3%). Este repunte, sin embargo, se debe de manera muy directa al alza de la electricidad y los carburantes, lo que limita su alcance estructural y su peso sobre la toma de decisiones en Fráncfort. El IPC español, aunque relevante en la economía doméstica, no es el dato que mueve el timón de la política monetaria europea y, por tanto, la evolución del Euríbor.

La inflación de la eurozona, en términos agregados, sigue siendo la referencia y el verdadero “sensor” que utiliza el BCE para calibrar su política de tipos.

PIB de la eurozona: recuperación lenta y desigual

La eurozona logró crecer un 1,4% en términos interanuales y un 0,1% trimestral en el segundo trimestre de 2025, superando ligeramente las previsiones (1,2% anual; 0,0% trimestral). Detrás de estos números, se esconde un cuadro heterogéneo:

  • España lidera con un 0,7% de crecimiento trimestral, reflejo del dinamismo del consumo y el turismo.
  • Francia avanza un 0,3%.
  • Alemania e Italia caen un -0,1%: resta claridad al impulso de la región y siembra dudas sobre la solidez de la recuperación.

Esta leve expansión refleja en parte una adaptación a la incertidumbre comercial global y menores presiones inflacionistas en la eurozona, que han dado cierta “margen de confianza” a empresas y hogares. Sin embargo, la ralentización respecto al arranque del año (0,6% de crecimiento en el primer trimestre) subraya un contexto donde cualquier shock externo podría tener impacto exacerbado.

Estados Unidos sorprende y complica el mapa global

En Estados Unidos, la economía mantiene un sorprendente vigor. El PIB trimestral ha crecido un 3%, superando de largo la previsión del 2,5%. Este desempeño se sostiene gracias al consumo privado robusto y una caída de las importaciones, pese a las incertidumbres derivadas de políticas arancelarias recientes y presiones inflacionistas. El crecimiento de EE.UU. suele ejercer un efecto de arrastre sobre la confianza de los mercados europeos, pero también incrementa las tensiones globales en materias primas y energía, con potencial para trasladar inflación a la eurozona en los próximos meses.

Decisión de la Fed: tipos estables en 4,5%, como se esperaba

El foco internacional de la jornada económica está en la decisión de la Reserva Federal de EE.UU. La Fed ha optado, en línea con las previsiones, por mantener su tipo de interés de referencia en el rango de 4,25% a 4,5%:

  • La decisión llega pese a la presión del presidente Trump, que demanda recortes inmediatos para estimular la economía de cara al ciclo político.
  • La postura oficial es de cautela: la economía estadounidense sigue creciendo sólidamente, el desempleo permanece bajo y la inflación, aunque al alza (2,7% en junio), todavía no justifica urgentemente una bajada de tipos rápida.
  • En el comunicado posterior, la Fed deja abierta la puerta a recortes en septiembre, pero mantiene la “vigilancia activa” como hoja de ruta predominante para los próximos meses.

Esta determinación ha sido bien recibida por los mercados, que temían un viraje brusco. La Fed quiere evitar “prestar combustible” adicional a la inflación y tampoco desea desestabilizar el dólar en un entorno internacional volátil.

¿Puede la decisión de la Fed y el dato de crecimiento de EE.UU. afectar al BCE (y al Euríbor) en los próximos meses?

Sí, aunque de forma indirecta y con algunos matices importantes. Los movimientos de la Reserva Federal tienen un efecto de arrastre global: cuando la Fed mantiene tipos altos y la economía estadounidense sigue fuerte, suele hacerse sentir en los mercados financieros europeos y en el curso del euro/dólar. Un dólar fuerte encarece las importaciones europeas (especialmente energía) y puede provocar cierta presión inflacionista en Europa a corto plazo.

En el corto plazo, este “choque” puede hacer que el BCE sea todavía más cauto a la hora de bajar tipos: la institución europea tiende a evitar decisiones que profundicen la brecha entre los tipos a ambos lados del Atlántico, para no presionar a la baja al euro. Sin embargo, en el medio plazo, el endurecimiento de la política monetaria estadounidense también termina enfriando la demanda global y, por arrastre, favoreciendo una ola desinflacionista que podría permitir (si los datos acompañan) nuevos recortes del BCE más adelante.

Para el Euríbor, el escenario inmediato sigue siendo de estabilidad, aunque con riesgos a la vista: si la dinámica de inflación importada se refuerza, los tipos podrán alargarse en el nivel actual. Por el contrario, si el enfriamiento económico se acaba imponiendo, las caídas podrían volver en 2026.

En resumen: el valor del Euríbor hoy es reflejo de un equilibrio frágil donde la eurozona resiste con crecimientos moderados y EE.UU. marca un ritmo cuya onda expansiva llega también a los hogares españoles. Las futuras decisiones de tipos en Europa estarán influidas tanto por la inflación agregada europea como por el ritmo y la política monetaria de la Reserva Federal. El BCE reacciona siempre a la gran foto, no solo a los datos nacionales: quien mira su hipoteca debe estar atento, sobre todo, a los titulares de Washington y Fráncfort, mucho más allá de la coyuntura local.

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